La seguridad del paciente es una premisa irrenunciable en todos los sistemas sanitarios. El reto ahora es cómo transitar desde una cultura reactiva (actuación a raíz de un incidente de seguridad) a otra generadora de seguridad. Esto requiere mayor implicación del conjunto de actores (pacientes, profesionales, directivos, agentes sociales, etc.) en la creación de entornos cada vez más seguros. Afecta a la atención primaria, hospitales, gestión sanitaria y centros sociosanitarios.
Una de las actuales barreras estriba en la diferente conceptualización de las causas de los errores clínicos entre la sociedad e instituciones sanitarias (que aplican el modelo de Cultura Justa). Una tradicional basada en la cultura de la culpa (donde prevalece encontrar culpables para sancionarlos) y otra basaba en la comprensión de la falibilidad humana, que analiza las causas de los errores involuntarios y no tolera los comportamientos que ponen en riesgo a los pacientes o las prácticas inadecuadas. Este proyecto aborda esta temática y busca modificar actitudes, creencias y comportamientos en relación a los denominados “errores honestos”, que ayuden a comprender el porqué de las medidas organizacionales que intramuros se adoptan cuando ocurren errores y casi errores, proponiendo nuevos métodos para incrementar la transparencia (rendición de cuentas) ante la sociedad tras ocurrir estos incidentes de seguridad y propiciando la incorporación de los principios de Cultura Justa en las políticas de seguridad del paciente.